Basándose en la experiencia de la Primera Guerra Mundial, el ejército alemán prestó mucha atención al desarrollo de ametralladoras de infantería tanto ligeras como pesadas en el período de entreguerras. El resultado de estos esfuerzos fue la introducción en servicio en 1934 de la muy exitosa ametralladora MG34, que reemplazó a los rifles MG08 o leMG 08/15, menos manejables y mucho más pesados. Durante la Segunda Guerra Mundial, se introdujo otro diseño igualmente exitoso pero más económico de producir: el MG42. Ambos rifles fueron de facto las ametralladoras básicas de la infantería y los granaderos blindados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Su altísima cadencia de tiro y sus elevados parámetros balísticos significaban que eran percibidos como el arma de apoyo básica a nivel de un pelotón o compañía y, a menudo, incluso de un equipo. Curiosamente, gracias a su peso relativamente bajo, podían utilizarse con éxito tanto en ataque como en defensa. Muy a menudo, durante las operaciones de combate, al soldado responsable del mantenimiento de la MG34 o MG42 se le asignaban entre 2 y 3 municiones para garantizar que el resto del equipo disparaba ametralladoras ininterrumpidamente.
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